Después de solo dos años, tu colchón puede pesar hasta un 30% más por el polvo y la acumulación atrapados.
Esta capa invisible afecta la calidad del aire, desencadena alergias y conduce a un sueño inquieto y de baja calidad.
Incluso con sábanas y cubrecamas limpios, el polvo continúa acumulándose, solo que no lo ves.
Es como dormir en un suelo polvoriento todas las noches, algo que nunca harías despierto, pero que la mayoría de nosotros hacemos sin darnos cuenta. Con el tiempo, puede afectar la respiración, la piel y la salud en general.